Ofrecer pasantías pagas en la última etapa de la escuela secundaria y masificar créditos blandos para financiar emprendimientos son algunas de las claves para impulsar el empleo juvenil en la Argentina. Según el especialista, Daniel Arroyo, quien integra los equipos técnicos del Frente Renovador (FR), la fuerza política que encabeza Sergio Massa, en el país hay más de 1,5 millón de jóvenes que no estudian ni trabajan. “No tienen incorporados estos hábitos por la falta de oportunidades. Para revertir esto, es necesario desplegar en los barrios una red de tutores que, en una primera instancia, releven esta situación social y generen la conciencia de la educación”, manifestó.

En una charla con LA GACETA, Arroyo propuso que el Estado aporte, a las empresas y a las organizaciones que contraten jóvenes, el 75% de los salarios durante un año. “Hay que avanzar hacia un sistema dual para los jóvenes que transiten los dos últimos años de la secundaria. De este modo, podrán acceder a pasantías pagas y tener el derecho a una primera experiencia laboral”, señaló.

Por otro lado, se refirió a las dificultades de los jóvenes que están en condiciones sociales de vulnerabilidad. “Para estas personas que no tienen capacitación ni conocimientos es necesario desarrollar un sistema de certificación para que, mediante cursos ofrecidos por el Estado, estén en condiciones de solicitar empleo o de iniciar un emprendimiento propio. Aquí es muy importante el trabajo de los tutores barriales para hacer una auditoría productiva de los jóvenes”, opinó el especialista.

Por otro lado, Arroyo consideró que, en paralelo, el Estado debería dinamizar el actual sistema de microcréditos para los cuentapropistas que, según detalló, en la Argentina suman unos 4 millones, entre los cuales hay muchos jóvenes. “La idea de estos créditos, con tasas subsidiadas que no superen el 5% de interés, es que sirvan para comprar tecnología, maquinarias, herramientas y bienes de capital para mejorar la producción y los ingresos”, argumentó. “Un sistema masivo de microcrédito, como hay en Brasil, produciría dos efectos: financiaría actividades de jóvenes emprendedores y cuentapropistas, y ayudaría a bajar las tasas de interés del circuito bancario. Esta situación traba la producción, porque el trabajador vive para pagar la deuda”, finalizó el técnico del FR.